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NUEVOS CAMINOS

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Era una tarde gris y lóbrega en la playa. Pasaba por allí de camino a casa, tenía la mente distraída, y decidí darme un baño para despejarme, mientras recordaba días pasados. El agua estaba inusualmente fría para esa temporada del año, no obstante hice acopio de valor, e introduje los pies continuando con el resto de mi cuerpo.

Hacía bastante tiempo que no venía a nadar a la playa, no es que fuera un nadador experto, pero me defendía a nivel usuario. Poco a poco me fui introduciendo en el mar, con la duda de no saber hasta dónde introducirme. Comencé a nadar con furia hasta que ya me cansé, y me tumbé un rato en posición de hacerme el muerto, boca arriba.

Tras estar un tiempo así, me aburrí de esa posición, pero al moverme para observar mi ubicación, y la de la orilla, algo me agarró del pie. Intente buscar un apoyo para que me soltase, pero al hacerlo me atrapó también el otro pie, y comenzó a sumergirme. Solo recuerdo que era un tacto áspero y duro el que sentían mis piernas bajo el agua de aquello que me atrapaba. Comencé a chapotear nervioso con las manos mientras me hundía con una cierta velocidad, aunque en mi ansiedad parecía una eternidad de agonía mientras comenzaba a tragar agua salada y rancia.

Cuando ya únicamente sobresalían sobre la superficie del mar las palmas de mis manos, una mano firme y fuerte me agarró. Lo que sucedió a continuación no lo recuerdo con mucha exactitud, tal vez por los nervios. El caso es que lo siguiente que recuerdo es estar tumbado en la playa, mientras una chica me hacia el boca a boca, y me despertaba con su dulce sabor, aroma y las sensibles caricias que sus labios húmedos hacían a los míos. Rápidamente me repuse, ella trataba de asegurarse de que me encontraba bien, y comenzamos a hablar.

Nos cogimos confianza, hablamos de diferentes cosas, y el cielo se despejó mientras conversábamos, había luz y se veía el color azul del cielo. En ese momento fui consciente de la hora que debía ser, y tuve un poco de prisas por irme a casa. Pero mi bella rescatadora, al verme con prisas, me sugirió que me fuera a descansar por el sobresalto. Me dijo que se quería asegurar de que llegase bien, y que me acompañaría a casa. Mientras íbamos hacia el coche, me contó que ella conocía un camino más rápido para llegar a la ciudad, así que partimos en mi coche por ese nuevo camino, bien acompañados, hacia el horizonte con el atardecer a nuestro lado.


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Dedicado para ti, con un beso y una rosa ;)