Julio 2012 Archives

Sollozos en las tinieblas

| 2 Comments


En lo más hondo de la más espesa de las tinieblas, tras la bruma densa de la niebla. Debajo de las más lejanas montañas. En una fría y lúgubre caverna, yace acurrucado y abrazándose a sí mismo, entre grandes soledades y melancólicas tristezas,  un ser desdichado que lloriquea y habla para sí mismo, pues no hay nadie más a quien hablarle: ― ¿Por qué..? Snif... ¿¡Por qué!?. ― Sollozó.


 ― Me crié feliz en mi ignorancia... pero a medida que crecí, todo aquel que quería o apreciaba,  me temía.  Me llamaban monstruo por mis diferencias, me repudiaban, insultaban, humillaban e incluso agredían, para que no mantuviese contacto con ellos. Poco a poco todos sucumbían a lo que otros les decían, les convencían de mi maldad por no ser igual que ellos, e incluso las personas que más quería y más cercanas a mí, terminaron rechazándome, hasta que me forzaron al exilio.


Lleno de ira aprieta con fuerza sus dientes y colmillos, y da un fuerte golpe con el puño cerrado en la fría y dura roca. Y prosigue su historia para sí.


― Desde las sombras de su mundo feliz e igualitario, creado a expensas de la infelicidad de otros, veía como allí todos disfrutaban de la alegría que me era negada. Con el paso del tiempo enfurecí, y comencé a creer todas las cosas horribles que dijeron sobre mí.


Y mientras decía esto desde sus ojos brotaban lágrimas que bañaban todo su rostro.


― Me convertí en lo que temían y odiaban... Ellos crearon a su temido monstruo... Pero desgraciadamente, el que seguía sufriendo era yo, y cuando me sacié, y mi rabia les hizo pagar por sus pecados hacia mí. Ellos se quejaban y lloraban como lloré yo antes, pero por su orgullo aunque me reconocían, les impedía ver su culpabilidad, y me responsabilizaron solo a mi de los padecimientos... yo no podía dar crédito a su hipocresía... pero al apaciguarme la culpa y la conciencia me atormentaron... Entonces huí tan lejos como pude para acallar mis remordimientos...


Y con los ojos inyectados en color sangre, contempló con amargura dónde, y lo solo que estaba, y sabiendo que la agonía de su corazón  le rebasaría durante largo tiempo.  Y se volvió a acurrucar para llorar, esperando encontrar algún día el sosiego que necesita su alma para vivir...