La oscuridad nos envuelve, el olor a sangre lo impregna todo, la sensación de frenesí permanece en mi interior exacerbando mis sentimientos; una extraña mezcla de dolor, culpa, rabia y odio. El fuerte aroma de la sangre embriaga toda la estancia, dicho aroma delata el sufrimiento y la muerte recientemente acontecidos. No sabría decir como los acontecimientos pasados han podido conducir este final, pero si se decir que de alguna forma, lo que ha ocurrido es lo que soy en el fondo de mi ser, y que probablemente el tomar otras decisiones no hubiesen cambiado el final como, y sin creer en ello, si estuviese predestinado ha terminar así, ya que es el fondo de mi ser el que necesita mostrarse, como si necesitase el dolor, una extraña simbiosis en la que no me gusta el sufrimiento, que siento, pero que forma parte de mi. Quizás solo sea una manifestación de mi subconsciente que se ha acostumbrado tras toda una vida de dolores a él y crea esa sensación de unidad entre el dolor y yo para hacerme sentir menos apesadumbrado con él. En cualquier caso, bueno o malo, las acciones ya han acontecido y estamos ante las consecuencias de estos, sean buenos o malos ya están hechos y no pueden cambiarse y no estando orgulloso de algunos de ellos, debo decir que en ellos estoy yo manifestado, y yo soy ellos, todos los destrozos materiales y los cuerpos sin vida no muestran una cara de mi, me muestran a mi, en todo mi ser, no lo que puedo llegar a ser, sino lo que soy. El que no entiende esto, sufrirá y me hará sufrir como ahora mismo estoy sufriendo y estos cuerpos sin vida, y destrozados, de seres queridos han sufrido.