¿No seria genial que ninguno de nosotros tuviera orilla? Que todos fuéramos agua y que nuestros pensamientos fueran preciosos pececitos dorados que nadan entre nosotros.
Peter Milligan, Egipto
La casa esta en una oscuridad absoluta y penetrante, no puedo ver nada, ni siquiera a mi compañero al que oigo caminar unos pasos por detrás de mí. Giro una esquina y en una penumbra se ve a un chaval joven, risueño, feliz y sin ningún rastro de barba en su rostro, tiene los ojos dilatados, y va vestido de oscuro, con pintas de rockero fracasado , provocado por las drogas que ha consumido, a juzgar por los restos de su alrededor, me identifico como policía de anti vicio pero no parece importarle, sigue riéndose como si no estuviese en sus plenos cabales casi con más ímpetu que antes, mi compañero entra tras de mi siguiéndome los pasos. Pero en un armario cercano a la puerta que está atravesando mi compañero, oigo un ruido y me lanzo hacia él por simple impulso sin pensar, bueno únicamente pensando en mi compañero... en ese salto derribo a mi compañero, supongo que entenderá que no es intencionado. Abro la puerta del armario y lo único que hay es un viejo perchero que se ha caído. La risa del chaval es ensordecedora y mi compañero no puede evitar una sonrisa del ridículo en el que he quedado. Me sobrepongo, carraspeo como recuperando lentamente mi dignidad, dejo que el ambiente de felicidad a mí alrededor se apacigüe, hasta un estado casi sosegado, a pesar del silencio sepulcral y únicamente interrumpido por el pestañeo de las miradas serias que se dan entre ellos. Me acerco al joven dejando a mi compañero detrás de mí, el sospechoso me mira muy serio pero como si supiera mas de lo que aparenta, pero entonces hace un gesto de sorpresa me extraño y me giro para ver como mi compañero me apuñala directamente al cuello, sin contemplación ni miramiento, no nos conocíamos de hace mucho tiempo, pero no nos llevábamos mal...el dolor se extiende, caigo al peso contra el suelo inerte, y los últimos sonidos que escucho son risas, solo quedan risas, risas y oscuridad total...